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Sexo, mentiras y feminismo

Capítulo 12: El Lenguaje sexista: ¿Cree Satán que ella es varón?

Autor de la obra original: Peter Zohrab

Traducción al castellano por: Gustavo Revilla Olave

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Definición:

Ovarios: Término políticamente correcto para “tontería”, como en “Menuda carga de ovarios”1

Nota del traductor: En esta sentencia “what a load of ovaries!” el autor realiza un juego de palabras alterando el dicho muy conocido en habla inglesa “what a load of balls!”, al cambiar la referencia a los genitales masculinos por una a los genitales femeninos. El sentido de esto en inglés sería muy similar al que obtendríamos en castellano si en las extendidas expresiones del estilo “menudo par de huevos”, o “vaya par de pelotas”, también referidas a los genitales masculinos en un sentido peyorativo, incluyésemos el término “ovarios”, transformándolas de esta manera en “menudo par de ovarios”, o “vaya par de ovarios”. Planteado este supuesto tal como en este caso hace el autor, las preguntas que nos surgen son inmediatas: ¿Por qué las feministas no protestan de sexismo antivarón en el lenguaje cuando el tópico desprecia los genitales masculinos? Y ¿cuánto tiempo tardarían en criticar estas mismas sentencias, si la valoración negativa fuese hacia los genitales femeninos?

Muchas feministas argumentan que Dios no debería ser solamente contemplado como masculino. Algunas han llegado a referirse a Dios como “ella”. Pero yo nunca he oído a una feminista referirse al demonio como “ella”. ¿Por qué? ¿Están predispuestas hacía un unilateral chauvinismo femenino y antivarón? ¿Solamente desean que las cosas buenas de la vida sean femeninas?

Los temas

Cualquiera en el mundo occidental es consciente actualmente de la línea típica feminista sobre el “lenguaje sexista”. En los nombres de los empleos particularmente. Un ejemplo de la aceptación por parte de los gobiernos de la línea feminista sobre el lenguaje sexista es el librito “Vigile su lenguaje”2

Este folleto sugiere por ejemplo, sustituir las palabras de la izquierda por las palabras de la derecha:

 

Mal *

Bien

Draftsman: Delineante.

Draftsperson: Persona que delinea

Stockman: Ganadero

Rancher: Ranchero/a

Milkman: Lechero

Milkvendor: Vendedor/a de leche

Repairman: Reparador

Repairer: Reparador/a

Slaughterman: Matarife

Slaughterperson: Persona que sacrifica (ganado)

Fireman: Bombero

Firefighter: Luchador/a contra el fuego

 

* Nota del traductor: Los términos de la izquierda, al aparecer terminados por la voz man (voz inglesa para hombre) incluyen etimológicamente una referencia directa al sexo masculino, unida a la definición de estas labores. Al traducir al castellano el efecto original se pierde, pero en sentido literal drafstman vendría a ser en castellano hombre que hace bocetos, stockman, hombre- ganado, milkman, hombre-leche, etc… En los términos de la columna de la derecha, al sustituir la terminación man por person ó el sufijo-er, la definición de la profesión pierde su orientación hacia el sexo masculino, adquiriendo de este modo un significado más neutro en inglés. De aquí en adelante se citará, en los casos que convenga: 1º el término original tal como lo presenta el autor en este capítulo, 2º la traducción más literal y directa al castellano posible, favoreciendo que el lector comprenda la base de la polémica y 3º la o las traducciones más habituales en castellano, que quizás no incluyan sesgo de género, a diferencia de lo que sucede en el idioma original.

La principal razón argüida, para este forzado cambio de vocabulario es que, usando un término ocupacional con pronombres masculinos se discrimina contra la mujer por la implicación de que se trata de algo que sólo corresponde a los hombres. Al parecer esto desanima a las mujeres a la hora de vincularse con esos empleos y hace menos probable que nadie las contrate para dichas ocupaciones. Además el folleto de la Comisión de Servicios Estatal cita una investigación indicando que la gente se interesa más por los anuncios de empleo si el nombre del trabajo es de género neutro, más que significando solamente masculino o femenino. Este es un argumento justo.

Pero muchas de las ocupaciones aludidas no resultan atractivas para la mayor parte de las mujeres, por eso los cambios nominales frecuentemente parecen una pérdida de tiempo, esfuerzo y dinero. No se da el caso de que todos los empleos mayoritariamente masculinos, estén mejor pagados y sean más atractivos que las ocupaciones mayoritariamente femeninas. Gran parte de ellos son sucios, peligrosos y están escasamente retribuidos. Muchos más hombres que mujeres mueren en accidentes relacionados con los trabajos. Este es, intrínsecamente, un derecho propio de los hombres.

Los patrones dobles

La campaña feminista para eliminar los patrones sexistas dobles en el lenguaje no se refiere únicamente a términos laborales. Términos como: Chairman (hombre que preside, presidente, portavoz) (el cual frecuentemente no se refiere a ocupaciones actuales) e incluso términos como “chick” (“pollita, nena”) (referido a una mujer), encolerizan a las feministas.

Todo muy bien, pero de nuevo cuando llegamos a los estereotipos de hombres, parecen contentas de dejarlos pasar, por lo cual, me he visto forzado a instigar mi propia campaña para eliminar patrones lingüísticos dobles, principalmente en los medios de comunicación. He escrito a corporaciones de radio y teledifusión, impartido charlas y conferencias lingüísticas, diseminado artículos por Internet y escrito artículos de periódico oponiéndome al lenguaje sexista- a todo el lenguaje sexista.

Algunas cadenas televisivas evitan palabras que el feminismo rechaza (por ejemplo, “actress”, (actriz) pero siguen utilizando palabras sexistas como “gunman” (hombre armado, pistolero) , en lugar de alternativas de género neutrales tales como “gunperson” (persona armada) , gunner (pistolero, armado)*, o shooter** (disparador) Mientras que un término denigre sólo a los hombres, parecen perfectamente felices usándolo. La palabra “gunman” (hombre armado, pistolero) denigra a todos loshombres porque conlleva que sólo los hombres van por ahí matando gente con armas. Esto es similar a lapalabra “chairman” (hombre que preside, presidente) de la cual dicen las feministas que discrimina a las mujeres, porque implica que sólo los hombres presiden las reuniones.

 

* N.del T: sin sufijo alusivo a ninguno de los dos sexos.

** N. del T: también sin sufijo identificativo de sexo.

 

¿Porqué las feministas insisten en palabras de género neutrales para algunas cosas pero no para otras? Porque desean que se piense en las mujeres como potenciales presidentes etc., pero se sienten bastante felices mientras sólo los hombres sean tomados como potenciales pistoleros, ya que esta palabra tiene connotaciones negativas. Las feministas frecuentemente afirman querer la igualdad entre hombres y mujeres, pero temas como el lenguaje sexista hacen obvio que esto es mentira. Las feministas no son más que un grupo de presión de mujeres y deberían ser tratadas en correspondencia.

He aquí un pasaje del libro feminista “Mundo de hombre, conciencia de mujer” de Sheila Rowbotham (1973, Baltimore, Penguin Books) que expresa nuestro caso bastante bien:

“El lenguaje de la teoría-lenguaje suprimido- sólo expresa una realidad experimentada por los opresores. Este habla sólo de su mundo, desde su punto de vista. Finalmente, un movimiento revolucionario tiene que romper el control del grupo dominante sobre la teoría, debe estructurar sus propias conexiones. El lenguaje es parte del poder político e ideológico de los dirigentes. (pág. 32-33)”

Estoy de acuerdo con gran parte de este pasaje. El problema actualmente estriba en que el lenguaje de género político es abrumadoramente el lenguaje de las feministas. Expresa principalmente la realidad que las feministas sienten que ellas experimentan. Habla sólo de su mundo y desde su punto de vista. Ellas, con sus departamentos de estudios sobre la mujer, sus medios de comunicación dominados por el feminismo, y sus ministerios de asuntos de las mujeres se han convertido en las opresoras de política de género en las modernas sociedades occidentales.

Pocas sociedades han sido tan totalitarias como para que los dirigentes del estado (quienes han sido, y todavía lo son, mayoritariamente varones) llegasen incluso a controlar las subculturas controlando la teoría abstracta.

La sociedad ha estado normalmente lo suficientemente descentralizada como para permitir al menos algún (normalmente gigantesco) grado de autonomía a los artistas, universidades, etc., que controlan el lenguaje teórico. Esto no quiere decir que la anarquía o la auténtica libertad del discurso hayan sido muy frecuentes, pero lo que ciertos políticos gustan en llamar “las clases parlanchinas” han tenido siempre la capacidad de diseminar sus propias ideas de autodesarrollo.

Esto ha disgustado frecuentemente a los dirigentes, por supuesto. De aquí, los infames incidentes de las quemas de libros totalitarias, y las persecuciones de intelectuales. Sócrates (una víctima de la represión), los asesinatos masivos perpetrados por los comunistas camboyanos, Pol Pot, y el emperador chino Qin Shih Huang vienen a la mente a modo de ejemplos. Estos sucesos se hicieron famosos por los intelectuales que escribieron los libros de historia, pero incidentes de este estilo son comparativamente extraños en el contexto del conjunto de la historia y los intelectuales siempre acaban retornando al asiento del conductor. El Macartismo en América, por ejemplo, fue estupendamente infructuoso y Hollywood es hoy por hoy una suprema e internacional fuerza motriz de la propaganda de la izquierda liberal.

Ahora, en el preciso instante en que el modelo occidental liberal, económico e intelectual está extendiéndose a países que fueron antiguamente dictaduras, en nuestras mismas culturas occidentales hemos rendido la libertad intelectual a las guardianas feministas de lo políticamente correcto. Así pues deben ser las opresoras a las que Rowbotham se refiere como las dirigentes de la teoría académica. Y cada vez más son feministas. Por estos motivos el movimiento de los hombres debe romper el control feminista sobre la teoría de género: Nosotros debemos estructurar nuestras propias conexiones. El lenguaje feminista, con sus enquistadas suposiciones es parte del poder político e ideológico de nuestros dirigentes- inicialmente los dirigentes de la teoría política en un entorno académico y ahora, cada vez más, nuestros dirigentes políticos.

Y también existe el lenguaje sexista en los anuncios: ellas parecen indiferentes, incluso alegres, cuando alguien llama a un hombre “hunk” (trozo de algo, pedazo grande, bloque, tipo). Los anunciantes están tan atemorizados por los grupos de presión feministas que la televisión está llena de referencias a los “hunks”. ¿Pero con que frecuencia escuchamos palabras insultantes para las mujeres, del estilo de “birds” (pájaros, chicas guapas) ó “chicks” (pollita, chica) en la televisión? .Este es un ejemplo del doble patrón sobre lenguaje sexista del sistema. Es algo más que un desliz o una inconsistencia accidental. Claramente, algunas feministas piensan que es “tiempo de venganza” – es apropiado hacérselo a los hombres porque los hombres solían hacérselo a las mujeres. Incluso si los hombres se lo hicieron a las mujeres (y las feministas exageran la extensión de lo sucedido) el recurrir a tácticas de revancha vuelve falsa la afirmación feminista de que ellas apoyan la igualdad y esto mina la justicia de su causa.

En Nueva Zelanda por ejemplo, las feministas tienen una gran influencia sobre la autoridad de las normativas de radio y teledifusión. El código práctico de emisiones radio televisivas en Nueva Zelanda prohíbe el retrato de la gente de un modo tal que incite la denigración de, o la discriminación contra, secciones de la comunidad a cuenta del sexo. En base a la esencia de este código escribí a las cadenas de televisión de allí para quejarme por la utilización sexista de la palabra “gunman” (hombre armado, pistolero) en uno de sus nuevos programas, y sugiriendo que utilizasen el término “gunperson” (persona armada) en su lugar. Ambas emisoras (TV3 Y TVNZ) rechazaron mi demanda. TVNZ dijo que la palabra gunman (hombre armado, pistolero) era simplemente factual y descriptiva. La persona que llevó a cabo el tiroteo lo hizo con una pistola y era un hombre. Dijeron que evitaban palabras como actress (actriz), waitress (camarera), hostess (azafata), debido a que el género de las personas era irrelevante para la ocupación. En ningún momento intentaron explicar porque era significativo que un pistolero fuese varón, antes que mujer.

¿No sería también “factual” describir a Audrey Hepbrun, por ejemplo, como una “actriz”? Pero la política de la TVNZ les exige referirse a ella como un “actor” incluso a pesar de que es menos objetivo y descriptivo que “actriz” lo cual aclararía que Audrey Hepbrun fue una miembro feménina de la profesión de actuar. La TVNZ censura deliberadamente el hecho de que fue una mujer a pesar de que una parte importante del atractivo de la mayoría de los actores y actrices sea su sex appeal. Verdaderamente, encuentro ofensivo oír hablar de hermosas “actrices” a las que se refieren como “actores”, el cual es un término propiamente referido a varones.

TV3 dio un argumento bastante confuso para rechazar mi reclamación. Básicamente dijeron que muy pocos varones nueva zelandeses se sentirían denigrados por el uso de la palabra “gunman” (hombre armado, pistolero) y que se trataba de un argumento puramente “académico”. Pero la discusión misma sobre el lenguaje sexista se originó como un argumento académico. Más aun, la palabra “gunman” (hombre armado, pistolero) denigra a todos los hombres porque implica que únicamente los hombres van por ahí asesinando a la gente con pistolas. ¿De que manera difiere esto de palabras como “chairman” (hombre que preside, presidente, portavoz)? La diferencia, como ya señalaba más arriba, es que las feministas desean que pensemos sobre las mujeres sólo en términos positivos, mientras que los términos que refuerzan su representación negativa de los hombres no les resultan ofensivos. El asunto está en que la norma contra la representación del rol de género en el lenguaje es aplicada sólo cuando le conviene al feminismo, y esto es un doble patrón sexista.

Despedido de este modo, dirigí mis demandas a la autoridad de las normativas de radio y teledifusión. El modo de hacerlo ofrece la posibilidad de exponer tu caso personalmente, la cual yo elegí.

Sin explicaciones, la autoridad negó mi solicitud. Además ellos rechazaron mi opinión por irrelevante e influidos por la TVNZ utilizaron sus poderes bajo el acta de los medios de radio y teledifusión para invalidar mi demanda alegando que era trivial.

Desde su inicio en el comienzo de 1990 hasta el comienzo de Mayo de 1993, la autoridad de las normativas de radio y teledifusión se ha ocupado de 256 decisiones formales. En cada caso la decisión ha sido firmada por Iain Galloway, Chairperson (persona que preside, presidente, portavoz). Esto indica que la autoridad no considera el asunto del lenguaje sexista irrelevante, sino Mr. Galloway habría firmado como Chairman (hombre que preside, presidente, portavoz). Su consistencia en la utilización de los términos políticamente correctos demuestra que la autoridad se toma muy en serio el lenguaje políticamente correcto-a no ser que este sólo discrimine a los hombres. A pesar de la hipocresía de la autoridad de las normativas de radio y teledifusión, me alegré de ver en la página 13 del 17 de Enero de 1998 de la edición del Listener un artículo titulado “PC viene, PC va” afirmando:

“¿Están empezando a desmoronarse los muros de lo políticamente correcto incluso en ese bastión del PC, Wellington? Un pequeño pero significativo cambio se puso de manifiesto en los recientes premios del teatro Chapman Tripp en el capitolio. Durante los primeros cuatro años de los premios, los principales premios individuales fueron otorgados al principal actor masculino y la primera actor femenina– de acuerdo con la teatral opinión oficial de que actriz es un término sexista. Se acabo. Cuando la estrella de “cama de hierbas” Michele Amas se acercó para recibir su galardón, éste era para la mejor actriz.”

Algunas veces la razón prevalece.

 

La captura lingüística

Mi punto de inicio aquí es un artículo de 1989 de Janet Holmes, una conocida socio lingüista y feminista. El artículo se titula la captura lingüística: rompiendo la trampa del lenguaje, abordaba el presunto efecto sobre el pensamiento de la gente de la terminología económica de la nueva derecha por una parte y el denominado lenguaje sexista por la otra. El título sugería que Holmes y sus lectores iban a inclinarse hacia un extremo del espectro político y los “sexistas” junto con la nueva derecha hacia el otro. Pero no hay escasez de feministas del ala derecha. El feminismo se ha asociado con el ala izquierda porque la izquierda tiende a encontrar categorías de personas oprimidas por todas partes- no por la lógica de las respectivas ideologías.

Ciertamente el masculinismo/ el movimiento de los hombres, tal como yo lo veo, puede apelar a cualquier parte del espectro político. En realidad este parece ser el caso: Richard Doyle (Asociación de los derechos de los hombres/ Asociación de la defensa de los hombres) es conservador, Rod Van Mechelen ( ¡el contragolpe!) es un libertario igualitario moderado, y John Knight ( el manifiesto de los padres) es del ala derecha- pero Warren Farrel (las mujeres no pueden oír lo que los hombres no dicen) Ferrel Christensen (MERGE Movement for the Establishment of Real Gender Equality -Movimiento para el establecimiento de la verdadera igualdad de géneros) y David Ault (Derechos de los hombres Inc.) son liberales. Si la cultura popular reconoce las formas en que los hombres son oprimidos, yo espero encarecidamente que esos izquierdistas que se oponen a todas las opresiones se reúnan para apoyarnos.

Janet Holmes no define el término captura lingüística en su artículo, pero está claro a lo que se refiere con ello. Como las computadoras procesando los datos todas las criaturas vivientes procesan sus ambientes. Dicho de otra manera, interpretan e imponen un patrón sobre lo que perciben alrededor. En mi opinión es otro, aunque sofisticado, ejemplo de este tipo de acto creativo que todas las formas de vida realizan constantemente.

De este modo, los artistas capturan sus ambientes en sus representaciones. Nuestros ojos y cerebros “atrapan” una parte del ambiente cuando interpretan un dibujo (en el famoso ejemplo de las ilusiones ópticas) tanto como 2 caras negras ó como un candelabro blanco. Y cualquier teoría científica dada (incluidas las lingüísticas) “captura” la realidad de un modo distinto a como lo hacen otras teorías.

Sobre esta base estoy de acuerdo con mucho de lo que escribe Janet Holmes, por ejemplo:

“La creencia de que el lenguaje influye en nuestras percepciones del mundo, que afecta la manera en que vemos la realidad, y puede servir para mantener y reforzar las desigualdades y desequilibrios existentes (pág.18)”

Y

“Existen vías de escape. Disponemos de las etiquetas alternativas. No existe sólo un único modo de describir el mundo, y no estamos obligados a aceptar el punto de vista de nadie sobre lo que está sucediendo. En realidad, puede argumentarse razonablemente que cambiar el lenguaje es una estrategia viable para alterar las actitudes y percepciones que tiene la gente del mundo”

Además:

“Los cambios que hacemos, tales como la deliberada utilización de la terminología no sexista, son importantes elecciones que reflejan un deseo por desafiar el status quo político”.

Y finalmente.

“Necesitamos vigilar constantemente que no permitimos que las relaciones de poder injustas sean reproducidas, por una inconsciente aceptación de una representación particular de la realidad. Necesitamos no ser controlados y oprimidos por los patrones de nuestro lenguaje. Siempre tenemos una elección. Lo que importa es que la ejerzamos”

Naturalmente, yo aplico los principios y las ideas citadas en una imagen en cierta forma especular a la de las feministas. Así yo contemplo el término sexista (no por sí mismo, sino por el modo en que tiende a ser utilizado para aplicarlo a cualquier cosa que las feministas desaprueben) como algo que sirve “para mantener y reforzar las desigualdades y desequilibrios existentes.”

Tomemos un ejemplo de los medios de comunicación, los cuales parecen estar bastante dominados por el control totalitario de las feminazis (feministas totalitarias). A comienzos de 1990, sucedió un caso bastante bien divulgado de un hombre en Cánada que asesinó al azar a estudiantes femeninas de ingeniería, porque (de acuerdo con los medios de las noticias) el era antifeminista. A pesar de que posteriormente se suicidó, mi propósito es enfáticamente no aclamarlo como el primer mártir conocido de la resistencia antifeminazi, ni nada similar.

Sin embargo, también escuché otra versión de esta noticia, en un informativo posterior que, con poca sinceridad, lo describía como un sexista. Ni entonces, ni en ningún otro momento informaron sobre nada que llevase a uno a concluir racionalmente que realmente fuese sexista como opuesto a antifeminista. Los medios sencillamente utilizaron los 2 términos como sinónimos, pero nunca explicaron porque era antifeminista o cuál era su ideología. (Mucho tiempo después — tras escribir estas palabras — recibí alguna información sobre él.)

Las desigualdades y desequilibrios de la sociedad neozelandesa específicamente, y de la sociedad occidental en general, en las cuales las mujeres son denominadas una “minoría oprimida” (cuando son de hecho una mayoría privilegiada) son mantenidas y reforzadas por el uso dominante del término “sexista” que suprime la expresión de opiniones anti-feminazis (La captura lingüística en acción).

Existe una gran subjetividad involucrada en la decisión de cuando y donde la referencia al sexo y/o al género es apropiada o inapropiada. Por ejemplo, Vetterlin-Braggin (El lenguaje sexista: Un moderno análisis filosófico, Totowa, Nueva Jersey: Rowman y Littlefield 1981) hace algunas polémicas demandas sobre el término “sexista” y precisamente asume que todo el mundo está de acuerdo con ella.

“La afirmación de que normalmente somos capaces de distinguir las sentencias sexistas de las no sexistas no resulta poco razonable. Por ejemplo para la serie de frases

1. “Las mujeres son pésimas conductoras”

2. “Ella es una pollita sexy”

3. “Algunas mujeres conducen mal”

4. “Ella es una mujer atractiva”

Es probable que la mayoría de nosotros seleccionaría 1) y 2) como “sexista” y 3) y 4) como “no sexista”. Probablemente también consideraríamos como sexista las declaraciones realizadas en virtud de la utilización (es decir, escribiendo, mecanografiando, diciendo, etc.) de las frases 1) y 2), pero aquellas realizadas en virtud del uso de las sentencias 3) y 4) serían “no sexistas” (pág.1)”

Absurdo. El ministro de transporte y los estudios de las compañías de seguros concluyen rutinariamente que los hombres jóvenes están más a menudo involucrados en los accidentes de coche de lo que lo están otros grupos de edad/sexo de la población. ¿Hay alguien que argumente que esta conclusión es sexista? Dudo de que las feministas considerasen “sexista” decir que los hombres jóvenes son pésimos conductores. De hecho, una compañía de seguros de Nueva Zelanda (Sun Direct) emitió anuncios de televisión ¡ofreciendo primas de seguros más bajas a las mujeres conductoras basándose en que ellas son mejores conductoras que los hombres! Estos anuncios fueron atenuados después de las protestas de los hombres, incluyéndome a mi mismo, ¡Pero la discriminación antivaron se convierte en un asunto serio cuando te roba la cartera! ¡Estoy convencido de que esas tasas de primas diferentes habrían sido ilegalizadas de haber favorecido a los hombres!

De la misma manera, pienso que cualquiera tiene derecho a opinar que las mujeres son pésimas conductoras si eso es lo que su experiencia le lleva a creer, y nosotros no deberíamos acusarlo de sexismo. Parece bastante probable que las mujeres, en general, tienden a realizar diferentes tipos de errores al conducir, (probablemente menos peligrosos de los que cometen los hombres jóvenes), y por eso algunos hombres podrían tener una visión negativa de las mujeres que conducen, ya que los errores que cometen son de otro estilo, y por eso más notorios que aquellos que estos hombres suelen realizar. Es también posible que las mujeres cometan más fallos (por ejemplo, conducir a velocidades excesivamente bajas, calar el motor, ó señalizar inadecuadamente, que no se reflejan en las estadísticas de tráfico, porque ocasionan que los otros conductores tengan los accidentes)

Más aún, la sentencia tercera,-“Algunas mujeres conducen mal”- no es un auténtico equivalente de “Las mujeres son pésimas conductoras”, ya que carece tanto de la implicación de que todas las mujeres conduzcan mal como de las connotaciones emotivas de la palabra “pésimas”. Las personas de ambos sexos están autorizadas para sentir y expresar emociones opinando sobre la gente que conduce mal, porque la mala conducción puede ser peligrosa y derivar en frustración e ira en la carretera.

De igual modo para categorizar la segunda sentencia –“Ella es una pollita sexy” – como sexista se ignoran los obvios factores de estilo y contexto. Para un hombre que se sienta sexualmente atraído hacía una mujer concreta, puede muy bien ser que no exista otro modo apropiado estilística y emocionalmente para expresar sus sentimientos hacía ella a sus allegados. Es simplemente absurdo, asumir como lo hace Vetterling-Braggin, que este varón hipotético podría también haber utilizado la afirmación cuarta -“Ella es una mujer atractiva”.

Una mujer heterosexual podría haber dicho esto sobre otra mujer, pero muchos hombres heterosexuales deberían ejecutar una autorestricción y reserva para expresarse a si mismos, en estos neutrales, cuasi-objetivos términos. La actitud implícita en la propuesta de Vetterlin-Braggin conlleva que los hombres deberían tener y expresar hacía las mujeres sólo las actitudes que las propias mujeres tienen hacía otras mujeres. ¡Esto es completamente inaceptable, poco realista y sexista!

Muchas distorsiones sobre el término “sexismo” con muy poco respeto para su significado preciso. Incluso los diccionarios están sujetos al error (incluido el feminista) humano. Por ejemplo, la edición de 1974 del diccionario Merrian-Webster define el sexismo como si únicamente las mujeres pudieran ser víctimas de él:

Sexismo…: perjuicio o discriminación contra las mujeres.

Es un indicativo de cómo ha madurado la sociedad desde entonces el que el diccionario Merrian-Webster en la website sobre la británica (www.britannica.com) de 1999 defina “sexismo” (término que fue acuñado en 1968, casualmente) como sigue:

1: Prejuicio o discriminación basada en el sexo; especialmente: discriminación contra las mujeres.

2: Comportamientos, condiciones o actitudes que fomentan estereotipos ó roles sociales basados en el sexo.

Sin embargo, lo de arriba es todavía una definición sexista (en ambos sentidos 1 y 2) de sexismo por el status especial dado a las mujeres en él. Podría decirse, que la definición de 1974 es todavía más sexista (en los dos sentidos de la definición de 1999). Es interesante remarcar que sería imposible para un hombre reclamar nada de lo que experimentase como discriminatorio bajo la definición de 1974, ¡lo cual es una elocuente demostración del poder de las palabras!

En la práctica la palabra “sexista” ha sido tergiversada de tal manera que algunas veces parece significar justo “cualquier cosa que no agrada a las feministas”. Por ejemplo, cuando la unión de estudiantes en la universidad de Tasmania, Australia, voto en 1999 para crear la posición del “delegado de los hombres”, ¡un periódico informó que este movimiento era sexista!

(www.news.com.au/news_content/state_content/4375467.htm)

A título personal, yo tendría que decir que precisamente tener una delegada para la mujer sin una posición equivalente para los hombres habría sido el colmo del sexismo, (conforme a la sección 1 de la definición de más arriba del Merriam-Webster de 1999), y la tentativa de establecer un equivalente masculino en la universidad de Tasmania ¡simplemente eliminaba el sexismo previo! La idea de que las mujeres están oprimidas y los hombres no es un estereotipo sexista, por eso tener delegados especiales, ministerios y departamentos sólo para mujeres y asuntos de mujeres constituye sexismo de acuerdo con la sección 2 de la definición anterior de 1999.

El 14 de Agosto de 1991, un periódico suburbano, el Wainuiomata Advertiser, se vio obligado por una carta de mi abogado a publicar una disculpa hacía mi persona. Yo había escrito una carta quejándome de que el Parlamento había mantenido un debate sobre “las mujeres y las familias”, cuando nunca habrían mantenido uno sobre “los hombres y las familias”.El periódico imprimió 2 réplicas a mi carta, encabezándolas con las palabras, “respuesta a una carta sexista” y “otra respuesta a sexista” respectivamente. Ya que no había contenido sexista en mi carta el periódico se vio obligado a disculparse por llamarla “sexista”, cuando lo que ellos realmente querían decir era “anti-feminista”.

Para reiterar el punto de Janet Holmes:

“Existen vías de escape. Disponemos de las etiquetas alternativas. No existe sólo un único modo de describir el mundo, y no estamos obligados a aceptar el punto de vista de nadie sobre lo que está sucediendo. En realidad puede argumentarse razonablemente que cambiar el lenguaje es una estrategia viable para alterar las actitudes y percepciones que tiene la gente del mundo.”

A este juego pueden jugar dos. Utilizando términos como “Feminazis” y “Masculinista”, los hombres pueden afirmarse a si mismos y adquirir algunos derechos incluso en los países occidentales. El problema es que el feminismo (en su aspecto político, más que en el teórico) es esencialmente una forma de queja organizada. Por tanto, sitúa a las mujeres en un tradicional, acostumbrado rol (la esposa gruñona). Los hombres no tenemos un equivalente histórico apropiado-es “impropio de hombres” para los varones atacar mujeres (incluso a las feminazis). Tampoco es socialmente aceptable para un hombre realizar el equivalente político de admitir que el no lleva los pantalones en su propia casa-es decir, reconocer que las mujeres son más poderosas que los hombres en los países occidentales.

Yo escuché algo sobre un hombre que había puesto mensajes por toda su casa que decían cosas como “Yo soy el rey aquí, y tengo el permiso de mi esposa para decirlo”. En el capítulo sobre la falacia del frente masculino, sostengo que esto es una metáfora del sistema político en los países occidentales actualmente.

A pesar de todo la agenda feminista es ampliable. A no ser que los hombres adoptemos tácticas similares a las de las feminazis, no existe prácticamente límite a todo lo que las feminazis pueden llegar a socavar la situación de los hombres en los países occidentales. Así que necesitamos más varones que sean lo “suficientemente hombres” como para aguantar la cháchara, el gruñido, y la mordacidad, de (nos atrevemos a decirlo) las brujas que arremeten contra cualquiera que tiene el coraje de levantarse y defender los simples derechos humanos de los hombres. Las feministas se están volviendo tan imprudentes que están rebajándose a definir como “hombres auténticos” sólo a aquellos chicos guapos y perritos falderos que prosperan bajo nuestro, cada día más, sistema matriarcal. Hacen falta agallas para luchar por tus derechos contra sus tácticas de golpes bajos.

Volviendo una vez más a la tercera cita del artículo de Holmes:

“Los cambios que hacemos, tales como la deliberada utilización de la terminología no sexista, son importantes elecciones que reflejan un deseo por desafiar el status quo político.”

El status quo en el mundo occidental generalmente se ajusta a las prioridades feministas. Esto puede evidenciarse comparando las condiciones actuales con las condiciones de hace tan sólo unas décadas referidas al aborto, los salarios igualados, la legislación sobre violaciones, la legislación del divorcio, actitudes hacía el acoso sexual, la legislación sobre violencia doméstica, etc… Sin mencionar que la mayor parte de los votantes son de sexo femenino.

Ciertamente, los representantes que escogen son en su mayoría hombres, pero estos delegados mayoritariamente varones todavía representan una circunscripción mayoritariamente femenina con una agenda principalmente femenina.

Las activistas y académicas feministas han atrapado nuestro sentido lingüístico de la realidad y lo están haciendo rehén, de una agenda misándrica. Por lo tanto volviendo a citar a Holmes.

“Necesitamos vigilar constantemente que no permitimos que las relaciones de poder injustas sean reproducidas, por una inconsciente aceptación de una representación particular de la realidad. Necesitamos no ser controlados y oprimidos por los patrones de nuestro lenguaje. Siempre tenemos una elección. Lo que importa es que la ejerzamos”

El momento de ejercer nuestras elecciones es ahora. Como suele decirse, “Aprovéchalo o piérdelo”

 

Poder y Lenguaje.

Elshtain (1982) tiene otro escrito feminista sobre las relaciones entre el poder y el lenguaje. Ella cita, con una aparente aprobación, el pasaje siguiente de Rowbotham (1973).

“La teoría del lenguaje-lenguaje suprimido- solamente expresa una realidad experimentada por los opresores. Habla sólo de su mundo, desde su punto de vista. Finalmente un movimiento revolucionario debe romper el control del grupo dominante sobre la teoría, debe estructurar sus propias conexiones. El lenguaje es parte del poder político e ideológico de los dirigentes (pp32-33)”

En el contexto del feminismo, a pesar de todo, este argumento puede ser colocado en su frente: Ya que el vasto volumen de la teoría sobre políticas de género ha sido desarrollado por feministas, podemos concluir a partir de la cita anterior que como la agenda de las políticas sexuales está controlada por las feministas, son ellas quienes están oprimiendo a los hombres, y es el punto de vista de los hombres el que está siendo raramente escuchado o incluso tolerado.

En otros capítulos desarrollo este tema con más detalle. Aquí es suficiente remarcar la diferencia entre la situación pre-feminista y el actual matriarcado en las sociedades occidentales: Entonces (como todavía sucede en muchos países) los hombres dirigían el mundo para el beneficio (como ellos lo consideraban acertada o equivocadamente) de toda la población y existía un equilibrio entre los derechos y responsabilidades de los roles del varón y la mujer. Ahora, la suposición ideológica de la opresión realizada por los hombres ha otorgado carta blanca a las feministas para colorear cualquier faceta de la sociedad con una activista, tendencia antivaron. Las feministas utilizan el lenguaje como un instrumento más en esta cruzada antimasculina.

Julia Penélope (Hablando libremente: Desaprendiendo las mentiras de las lenguas de los padres, Nueva York: Pergamon, 1990) reivindica que ciertas palabras son insultos--solamente por el hecho de ser “palabras femeninas”.Ella menciona los términos hijo de puta, hijo de perra, bastardo, mariquita, y cunt (coño, cabrón). Sin embargo, no explica porque términos como prick (pinchazo, gilipollas, pene), y dick (polla) (referidos a los genitales masculinos) son usados como insultos. Si palabras femeninas son intrínsecamente insultantes, tal como ella dice, ¿como puede un término altamente masculino como prick (pinchazo, gilipollas, pene) y dickhead (gilipollas) ser insultante?

Sin embargo, la expresión hijo de puta se refiere a dos personas-de las cuales sólo una es mujer, asimismo sucede con hijo de perra. Además el término bastardo no es tanto una alusión a la madre como al estado legal del niño. El término mariquita tiene su homólogo en marimacho (el cual no es tan denigrante como mariquita, a pesar de todo) y (como hemos visto) la palabra cunt (coño, cabrón) tiene su homólogo en prick (pinchazo, gilipollas, pene) y dick (polla) (o más a menudo dickhead (gilipollas)). Los argumentos de Penélope, como muchos argumentos feministas, no soportan un escrutinio. Han sido publicados y diseminados porque los hombres honestos e inteligentes han estado demasiado ocupados o asustados como para analizarlos.

Lenguaje sexista en el chino y el alemán.

El feminismo e Internet tienen una cosa en común: El lenguaje que usan la mayor parte de las veces es el inglés. Esto podría cambiar en el futuro. Me gustaría echar un vistazo al asunto del “lenguaje sexista” en otras dos lenguas diferentes del inglés-el chino y el alemán.

En chino, los términos ocupacionales son mayoritariamente construidos añadiendo un sufijo neutral de género (tal como yuan, ren, o jia) al final de una palabra que nominaliza la actividad o esfera del trabajo. Por ejemplo (Estoy omitiendo las marcas de tono en mi traducción)

Actividad Ocupación

Show huo (vender bienes) shouhuoyuan (dependiente de tienda)

Gong (trabajador, industria) gongren (trabajador manual)

Zuo (hacer, componer) zuojia (autor)

Si quieres especificar el sexo de la persona referida, en chino, tienes que añadir una palabra extra.

Aunque son lenguajes bastante relacionados, una diferencia entre el alemán y el inglés es la terminación típica alemana –in, la cual al final de algún sustantivo masculino adecuado lo hace femenino. Por ejemplo:

 

Inglés

German (masculino)

German (femenino)

Rancher ranchero

Viehzuechter (ranchero)

Viehzuechterin (ranchera)

etc.

 

Las feministas que hablan alemán tienden a adoptar una línea opuesta de la de las feministas que hablan inglés. Mientras que las feministas que hablan inglés ven los términos ocupacionales acabados en –er u –or como del género neutro, las feministas que hablan alemán tienden a ver los términos acabados en –er como específicamente masculinos. Por eso, las feministas que hablan alemán prefieren alguna versión del feminismo –in finalizando estas palabras, para volver a las mujeres “visibles” en estas ocupaciones.

Lo que tienen en común las feministas que hablan alemán y las feministas que hablan inglés es que generalmente focalizan sólo en lo que quieren las mujeres-lo que los hombres podrían preferir es, en la mayor parte de los casos, descartado, sino denigrado.
Como resultado la más novedosa solución en alemán ha sido el mecanismo artificial de introducir una “I” mayúscula en el medio de estas palabras, p. Ej.:

 

 

Singular

Plural

Masculino

Viehzuechter

Viehzuechter

Femenino

Viehzuechterin

Viehzuechterinnen

Feminista

ViehzuechterIn

ViehzuechterInnen

 

Esta solución feminista junta las dos formas masculina y femenina en la misma palabra. Esto parece una buena idea, teóricamente, pero la realidad es que las versiones escritas terminan pareciendo mucho más similares a las formas femeninas que a las masculinas. La única diferencia es la “I” mayúscula, la cual sustituye a una “i” minúscula. En el alemán hablado, las nuevas formas son prácticamente idénticas a las femeninas. Por lo tanto desde la perspectiva de la igualdad de derechos esta solución es inaceptable, ya que no mejora demasiado la situación.

Desde que inicialmente comencé escribiendo sobre este tema, y difundiendo mis ideas en la Web, es posible que la situación haya cambiado. He visto por lo menos una cita aprobando mis ideas y las feministas alemanas que encontré parecen haber amainado con la idea del –Innen. Parece que el asunto de cómo deberían pronunciarse las palabras había sido pasado por alto, ya que la gente estaba concentrada en lo diferentes que aparecían las formas en el papel.

No se lo que las feministas que hablan en chino habrán estado diciendo sobre su lenguaje, pero supongo, que habrá alguna de ellas pululando por ahí y examinando los caracteres del chino desde una perspectiva feminista. No obstante, precisamente para demostrar que los masculinistas podemos también participar en este juego, desearía analizar el carácter verdaderamente típico que significa “bueno” (pronunciado “hao”). También se utiliza en japonés.

Se piensa tradicionalmente que está compuesto por el símbolo para la mujer a la izquierda, y el símbolo para el niño a la derecha.

Un análisis imparcial del conjunto de los símbolos chinos podría demostrar una predisposición global a favor de la mujer o una parcialidad a favor del varón, o casi un equilibrio entre los dos.

Aunque algunos expertos desaprueban este análisis de este símbolo concreto, lo importante para mi es demostrar la clase de análisis que podría aplicarse a miles de símbolos. Incluso si esta no es la derivación históricamente correcta de este símbolo, el hecho de que tradicionalmente se considere que sea su derivación dice mucho acerca de las actitudes sexistas antipadre en las sociedades chinas (igual que en otras).

Si la derivación tradicional de este símbolo fuera la correcta, es más que claramente sexista y perjudica a los hombres en las batallas por la custodia, ya que implica que el lugar natural para un niño es con su madre. Una versión no sexista del símbolo podría situar el símbolo del ser humano a la izquierda, por ejemplo, en lugar del carácter para la mujer.

El trabajo de Hufeisen –en torno a- la insurrección lingüística.

En su artículo, "Warum das Deutsche keine Maennersprache ist" (traducción: Porque el alemán no es un lenguaje del hombre en www.ualberta.ca/~german/ejournal/maenner.htm), Britta Hufeisen intenta utilizar argumentos lingüísticos para apoyar las formas feministas en alemán. Su intención es apartar el planteamiento de la arena política utilizando un enfoque de tipo anarquista. Escribe:

“Linguistisch kommt es jedoch darauf an, wer sich angesprochen fühlt: Wer sich bei der Bezeichnung 'Wissenschaftlicher Mitarbeiter' oder 'Assistenzprofessor' als nicht gemeint empfindet, so ist der Sprechakt nicht gelungen, auch wenn der Person von Seiten der Verwaltung versichert wird, sie sei 'mitgemeint'. (Traducción: Lingüísticamente, sin embargo, el asunto es quien se siente aludido: Si alguien no se siente designado por la designación 'Wissenschaftlicher Mitarbeiter' (colega científico) ó 'Assistenzprofessor' (Profesor auxiliar) entonces el acto discursivo no ha prosperado, incluso si la persona tiene la garantía de la administración de que también están incluidos).”

Desafortunadamente para ella, no es tan sencillo como esto. Frecuentemente son tres, más que dos, las partes incluidas en el acto discursivo: El orador /escritor, el interlocutor, y el oyente / lector de la tercera parte. Para que un acto comunicativo tenga éxito, las dos primeras partes, como poco, deben ponerse de acuerdo sobre lo comunicado. El interlocutor no tiene normalmente el derecho de comportarse como una mujer haciéndose la indiferente, en efecto, diciendo, “Se a lo que te refieres, pero voy a negarme a reconocer lo que dices”. Esto sería, en la mayor parte de las ocasiones, considerado infantil para un tercer observador respecto al acto comunicativo. El lenguaje es un esfuerzo cooperativo y los actos comunicativos eficientes- como la mayor parte del comportamiento social- dependen de la cooperación entre las partes involucradas.

De ahí que la solución de Hufeisen no lo sea en lo más mínimo, La sociedad espera que los usuarios del lenguaje cooperen; si una mujer feminista conversando se niega a sentirse señalada por un término concreto, esto es un acto de insurrección lingüística por su parte. Ella podrá o no tener éxito a la hora de convencer a la sociedad de su punto de vista. Pero es muy egocéntrico y sexista de parte de Hufeisen o cualquiera simplemente ignorar las intenciones del orador/ escritor como si fueran irrelevantes. Esto me daría a mi la oportunidad de decir, por ejemplo, que yo no me siento incluido en el término “LehrerInnen” (aleman feminista para “profesores”) ¡y “negarme a entender” cualquier frase que contenga esta palabra!

“Betrachten wir das Ganze also aus der semiotischen Perspektive, so können wir feststellen, daß unser Problem kein sprachsystematisches ist, denn die deutsche Sprache hat bis auf ganz wenige lexikalische und syntaktische Lücken Bestände zur Bezeichnung für Frauen. “ Traducción: Si miramos la totalidad del tema desde una perspectiva semiótica, entonces, observamos que nuestro problema no es la estructura lingüística, ya que el lenguaje alemán posee los recursos con los que designar a las mujeres-aparte de unas muy escasas lagunas léxicas y sintácticas)”

En este tema también estoy en desacuerdo con Hufeisen. Ya hemos visto que las lingüistas feministas tienen todavía que proponer un final para los nombres que sea de género-neutro tanto para las formas escritas y habladas del alemán. No se si esto es posible; no me importaría intentarlo por mi mismo, pero no soy un germano parlante nativo por lo que cualquier solución ofrecida por mi no sería políticamente aceptable, de todas formas.

Conclusión.

La mayor parte de las inconsistencias e hipocresías del feminismo, en las cuales es experto, surgen de un equivocado sentido del victimismo. Esto se basa en un análisis inmaduro, pueril y simple de la naturaleza del poder político (ver el capítulo sobre la mentira del frente masculino). Armadas con esta autojustificadora pero errónea presunción, las feministas están tomando el control de nuestro lenguaje así como de cualquier otra faceta de la sociedad. Allí donde sus argumentos estén justificados, deben ser aplicados consistentemente en cada caso, pero si sus argumentos son falsos, los académicos deben tener libertad suficiente del chantaje profesional como para poder refutarlos.

 

Prólogo a la versión española

Prefacio a la Edición NZEP

Introducción: ¿Qué es el Feminismo?

Capítulo 1: Narcisismo Feminista y Poder Político.

Capítulo 2: Circuncisión contra elección

Capítulo 3: Violación: Conservando Tu Pastel a Pesar de Habértelo Comido

Capítulo 4: Mentiras sobre la violencia doméstica, un dilema sin salida para los hombres.

Capítulo 5: Falsas acusaciones y la mentira del abuso infantil

Capítulo 6: La Mentira del Sistema de Justicia Masculino

Capítulo 7: Temas laborales y la mentira de que “las mujeres pueden hacer cualquier cosa”

Capítulo 8: Las mentiras sobre la educación

Capítulo 9: Mentiras, malditas mentiras y estadísticas de las Naciones Unidas.

Capítulo 10: La mentira de la igualdad

Capítulo 11: El derecho a la elección y el aborto

Capítulo 12: El Lenguaje sexista: ¿Cree Satán que ella es varón?

Capítulo 13 : Educadoctrinamiento mediante el complejo de los medios de comunicación y la universidad

Capítulo 14: La Mentira de la representación masculina

Capítulo 15: Manifestaciones del feminismo

Notas

Referencias

FAQ

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Peter Douglas Zohrab

Latest Update

20 June 2015

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